En esta entrada «Palazuelo y la mirada aérea», indago sobre una variable de los años de formación del artista que queda reflejado en toda su obra posterior. Esta variable es la visión aérea que se activa cuando vuelas. He visitado recientemente tres interesantes exposiciones y lo visto en las tres refuerza mi percepción sobre este aspecto.
Arquitecturas expositivas. La obra de Palazuelo en tres recintos diferentes
Tres diferentes exposiciones sobre la obra de un mismo artista. Tres escenarios diferentes y tres miradas diferentes. La galería Cayón, en Madrid, que visité en diciembre de 2022, las bodegas CVNE de Haro, La Rioja en enero del 2023, y la última, el museo ICO, en Madrid, en febrero de 2023.
Galería Cayón, Madrid. Diciembre 2022


En diciembre 2022 visité la galería Cayón en la calle Blanca de Navarra en Madrid. El edificio que alberga la exposición parece una nave rectangular que debió ser en su momento la capilla de un convento o colegio católico. La fachada tiene seis ventanales verticales, cegados por dentro. Estos seis ventanales con arcos neogóticos están decorados con líneas horizontales de color, resultado de una intervención de un artista de la propia galería. Me hace gracia entrar por una puerta bastante desplazada hacia la derecha de la fachada y que una vez que estás en el interior del edificio el recorrido sea inverso al que te planteas en el exterior. Este formato rectangular y de gran altura se mantiene en el interior de la galería.
El espacio expositivo es grande y muy luminoso. Y desprende una muy buena energía. Una excelente combinación para exponer una obra tan profunda y proactiva como la de Palazuelo. No son muchas las obras expuestas. Pero tanto los lienzos como las esculturas, dispuestas sobre peanas blancas, se perciben muy nítidamente.
Bodegas CVNE en Haro, La Rioja. «Ensoñación de la materia». Enero 2023

La exposición «Ensoñación de la materia», comisariada por Alfonso de la Torre, estaba alojada en una de las naves que conserva CVNE dentro un recinto ajardinado. La nave es un antiguo almacén o bodega sin luz natural, construida en piedra y con una techumbre a dos aguas y con viguería vista. El suelo es de cemento pulido gris. En esta nave bodega se exponían una veintena de óleos y varias esculturas en acero pulido y en acero corten. Los lienzos estaban distribuidos a lo largo de tres muros de piedra con vistosas juntas de mortero. Aparte del texto introductorio del comisario Alfonso de la Torre, se podía visionar una excelente entrevista que el periodista francés Pierre Duyamet le hizo a Pablo Palazuelo en el verano de 1973. En la web De Alfonso de la Torre se puede encontrar una transcripción de esta entrevista.
Diseño de la exposición
Como paramentos expositivos, los oscuros muros de piedra no me parecen lo más acertado. Los muros suelen tener excesiva presencia y absorben demasiada luz. En esta ocasión la iluminación general era tenue y estaba focalizada sobre cada una de las piezas expuestas. Se tardaba un rato en acostumbrarse a esa semi penumbra. Por otro lado y, gracias a la iluminación individual sobre cada una de las obras, el espectador se va sumergiendo en las diferentes obras. Los focos te permiten además, percibir el paso de los años por algunas de las obras. Siempre me ha parecido muy interesante el contraste entre la viveza y estética contractual de algunas obras pictóricas y el craquelado superficial, por poner algún ejemplo, del paso del tiempo. (Todavía recuerdo el impacto que me causo ver de cerca una obra de Mondrian).
Esculturas
Las esculturas estaban dispuestas sobre el piso brillante en un semicírculo. Los volúmenes escultóricos están construidos con planchas plegadas que no llegan a formar cubos cerrados. No son contenedores. Son fascinantes los pliegues que Palazuelo consigue sobre un material en apariencia poco dúctil, teniendo en cuenta además, el grosor de la planchas. Las esculturas de Palazuelo siempre dan una sensación de ligereza, independientemente del material empleado. Esta sensación de ligereza la conforman dos impresiones diferenciadas. El aire siempre transita entre las planchas. De ahí su primera impresión de ligereza. Una segunda impresión de ligereza acerca al observador al hecho de volar.



Las vibraciones del color y sus capas
Los lienzos expuestos en la exposición «Ensoñación de la materia» revelan como Palazuelo hace un primer tintado general y homogéneo, aunque de pocas micras. Hace uso de la línea, generalmente blanca, como vehículo de transporte de aire, no solamente como delimitador de espacios compositivos. El aire, transmutado en línea, aligera todas las composiciones y les aporta musicalidad.



La composición es una sabía mezcla de planos en tensión y de tramas. Las tramas pueden ser envolventes y que se asemejan a celosías, o estructuras internas o andamiajes de construcciones volumétricas. Esta mezcla genera energía y por lo tanto ritmo. Y este ritmo vibra en diferentes cadencias gracias al color.


Palazuelo quizás usara cinta de pintor para conseguir unas líneas continúas y en ocasiones muy estrechas. También para en algunos casos, superponer diferentes capas de color. Los colores vibran porque están dispuestos sobre fondos de color o tintas parcialmente cubiertas. El resultado final de estas obras planas y su vibrante percepción es consecuencia del uso de capas superpuestas y finalmente fusionadas.
Museo ICO. «La línea como sueño de Arquitectura». Madrid, Febrero 2023

Esta magnifica y necesaria exposición comisariada por Gonzalo Sotelo-Calvillo y por Teresa Raventós-Viñas es, en realidad, un ensayo sobre la influencia que la arquitectura, entendida tanto como arte y técnica, tiene en la obra de Palazuelo. Y para ello se vale de uno de los siete elementos básicos del arte; la línea. Y si hay algo que caracterice el arte de Palazuelo es el muy profundo y exquisito uso de la línea. Según el catálogo de la exposición, «La línea como sueño de arquitectura», está basado en un ensayo del arquitecto Gonzalo Sotelo-Calvillo editado y publicado en 2021 por Ediciones Asimétricas. Tras fallecer Pablo Palazuelo, la actual Fundación Palazuelo encargó a Gonzalo Sotelo-Calvillo y a Teresa Raventós-Viñas, la catalogación de los documentos y obras del artista. El artista dejó una enorme cantidad de obra gráfica, diseños y proyectos. Tanto de instalaciones o envolventes arquitectónicos, como de esculturas y bocetos para mobiliario. También proyectos de rehabilitación de edificios propios o de su familia. También algunos trabajos de clase que el artista desarrolló en su etapa de estudiante, 1933-1935, en la escuela de Artes y Oficios de Oxford, en su departamento de arquitectura. Esta documentación conforma el legado sobre el que se construye la Fundación Palazuelo.
Doce obras, doce proyectos




El título, «La línea como sueño de arquitectura» hace referencia a que la metodología de trabajo de Palazuelo se basa en su formación como arquitecto. La exposición gira en torno a esta premisa. Incide en el paralelismo que su obra establece con los procesos que habitualmente recorren los arquitectos para diseñar, planificar y construir una edificación, diseño o proyecto.
La exposición se divide en nueve apartados diferentes en los que se expone la metodología de trabajo de Palazuelo validada por doce obras y doce proyectos. Los nueve apartados contemplan un arco temporal que abarca, en sus extremos, los años de formación en Oxford y sus incursiones en el arte aplicado, como mobiliario y diseño de interiores. Entremedias, su larga estancia en París en donde expone por primera vez en la galería Maeght, sus proyectos y sus obras de encargo, así como investigaciones propias sobre geometría y volumen.
Señalética aérea

Hay algo que me ha llamado poderosamente la atención en esta exposición. Tiene que ver con el diseño expositivo. Un diseño que encaja perfectamente en el concepto que los comisarios de la exposición investigan y presentan. El espectador hace un recorrido en espiral. Comienza en una primera planta y la exposición se va desarrollando y desplegando en varios planos secuenciales y ascendentes.
Lo que realmente me llama la atención ha sido la señalética empleada. Los diferentes proyectos que Palazuelo desarrolló para diferentes clientes y en diferentes edificios, son representados desde una vista aérea. Las edificaciones o proyectos que todavía sobreviven no están indicados con una fotografía frontal o con un rótulo escrito sino con una fotografía aérea.
Y si me llama la atención este formato informativo es porque lo entiendo como una metáfora del concepto que como artista quiero desarrollar en esta entrada; Palazuelo y la mirada aérea. Y creo que esta mirada aérea la desarrolla Palazuelo no solamente durante y debido a su formación como arquitecto.
Palazuelo y la mirada aérea. Los años de formación
Cuando investigas la obra de Palazuelo te encuentras siempre con el mismo formato biográfico. En estos tres espacios expositivos que he visitado la línea biográfica se distribuye en los campos normalmente usados para este resumen. Nacimiento, años de formación, primeras exposiciones, madurez y año de defunción.
En los años de formación de Palazuelo se incluye un año preparatorio en la Escuela de Arquitectura de Madrid y casi tres años -entre 1934 y 1936-en el departamento de arquitectura de una escuela de Artes y oficios de Oxford (School of Arts and Crafts). Tras estos años de formación expuso en 1945, en la Galería Buchholz de Madrid, y en el año 1947 recibió clases de Vázquez Díaz. En 1948 se trasladó a París gracias a una beca del Instituto Francés.
El dato que suele faltar en estos formatos biográficos es el de que Palazuelo regresó a España en 1936 y participó en la Guerra Civil como piloto. He encontrado muy poca información al respecto. Y creo que es sumamente importante este dato porque asienta la variable de la mirada aérea adquirida en sus años de formación. No sé cuanto tiempo estuvo volando. Y aunque, dados los pocos datos que manejo, no puedo asegurar mi argumento, estoy convencido que el hecho de volar incidió enormemente en su obra. La combinación de estudios de proyección y horas de vuelo dan un significado más coherente a su obra.
Plegar y desplegar. Los planos plegados de los aviones

Palazuelo y la mirada aérea es el título del argumento que quiero desarrollar, basado en mi particular percepción sobre la obra del artista. La mirada aérea no sólo implica la observación de la superficie del paisaje sobrevolado. También conlleva intuir las placas, las estructuras y las fuerzas que modelan la piel del paisaje. En general, cuando un observador contempla un paisaje, lo que está viendo es el resultado de las fuerzas en tensión de las estructuras que conforman la corteza terrestre. Hemos visto como el reciente terremoto de Turquía hace emerger esas tensiones en forma de grietas o de placas emergentes que más tarde construirán un nuevo paisaje superficial. Un piloto puede intuir esa tensiones porque la mirada aérea le permite entender que es y como se conforma el paisaje que sobrevuela.
Diseños aeronáuticos
Esta mirada aérea, adquirida en sus años de formación y que combina proyección y vuelo, determina dos aspectos que construyen el corpus conceptual de su obra escultórica. El primer aspecto son las tensiones que estas placas mantienen entre sí y que conforman un movimiento continuo de plegado y desplegado. El segundo aspecto es el de la ligereza. Palazuelo suele trabajar con planchas de metal que manda soldar y plegar. Las planchas de metal pueden ser de aluminio, de acero pulido o de acero corten. Las piezas metálicas tienen en su ligereza un buscado componente aerodinámico. Aunque las composición de los diferentes planos que conforman las planchas estén en tensión, la obra permite que el aire circule entre las superficies tensionadas. Y lo consigue trabajando unos bordes curvados para ofrecer menor resistencia al aire. Sus esculturas no son contenedores. La línea, otra vez, señala aberturas entre los diferentes planos.
Estos dos aspectos, la ligereza y la aerodínámica, combinados con un ritmo que alterna planos plegados y desplegados, establecen un enlace entre las esculturas de Palazuelo y la maqueta aeronáutica.




Vuelos drónicos
Cuando Palazuelo proyecta, junto a su hermano el arquitecto, Juan Palazuelo, la rehabilitación del castillo de Monroy, propone dibujos axionométricos o sobrevuelos drónicos. La visión cenital o aérea le permite bajar luego al plano. Los muros, los jardines, las terrazas y los diferentes desniveles proyectados, se convierten gracias a la mirada aérea en las diferentes capas o sustratos necesarios para llegar al castillo interior.
Enlaces aéreos
El siglo XX es el siglo de la ingeniería aérea. La teoría de la aerodinámica refuerza sus postulados sobre la mecánica de los fluidos. Las aeronaves se vuelven más pesadas, más veloces y su diseño tiene que soportar numerosos desarrollos. Estos avances influyen en numerosos aspectos de la época. Uno de los aspectos más importantes es la nueva mirada aérea que estos avances provocan. El urbanismo, la arquitectura, el arte y el diseño incorporan estos cambios
Hergé, Le Corbusier, R. Schmithson
Tanto Hergé, (1907-1973) el creador de Tintín como el arquitecto y urbanista Le Corbusier (1887-1965) y el artista y precursor del landart, Robert Schmithson (1938-1973) son coetáneos de Palazuelo.
El dibujante Hergé se convierte en un apasionado del diseño de coches y sobre todo de aviones. Incluso se atreve con un cohete que vuele a la Luna. El arquitecto y urbanista Le Corbusier afirma que el avión no miente cuando sobrevuela Rio de Janeiro e identifica los numerosos problemas que conlleva un urbanismo mal planteado. Le Corbusier publica en 1935 un libro titulado Aircraft fascinado por esa nueva forma de ver. El artista y piloto prematuramente fallecido Robert Schmithson uno de los precursores del landart, proyecta sus intervenciones desde la cabina de su avioneta. Una de sus obras más famosas Spiral Jetty, es una gigantesca espiral construida en el desierto norteamericano de Utah con cinco mil de piedras de basalto.
Paisajes aéreos
La antiquísima cultura de los pueblos aborígenes no es ciertamente, coetánea de Palazuelo pero comparte una cierta mirada aérea, aún antes de que el ser humano volara. Son las denominadas pinturas de sueños o de tiempo de creación. Estas obras son abiertamente paisajes aéreos. Los aborígenes contemplan la bóveda celeste en noches estrelladas y se guían por los senderos que identifican entre los mil astros. Establecen entonces proyecciones sobre el plano terrestre que les ayudan a localizar y situar los diferentes lugares que necesitan para sobrevivir ya sean puntos de agua o territorios sagrados o de otros pueblos. Es fascinante comprobar cuando sobrevuelas Australia, como se asemeja el paisaje que contemplas con las pinturas de artistas como Daniel Walbidi o Dorothy Napangardi . En ambos casos los puntos son líneas.

Todos los artistas coinciden con Palazuelo y su opinión de que los espacios por los que nos movemos son siempre paisajes. Y en este caso concreto, paisajes creados desde el aire por el que volamos.